Caridad Yera Noviembre-22-2001
Colosenses 2-13-14
El juez se sentó en su silla,
atado traían al reo,
actos malos cometió,
en su vida de pecado,
y hora venia humillado.
*
Delante del Juez se sentó,
arrepentido y angustiado.
el Juez dijo: Hable
¿Qué puedo decirte ahora?
Señor, Juez de toda la tierra
merezco la pena de muerte,
y vengo a usted con vergüenza.
júzgueme como quiera.
*
Tráiganme papel y tinta,
que voy a dictar sentencia
y que esto conste en el acta
en contra del acusado,
pido pena de muerte,
¡De muerte eterna!
para este reo malvado.
*
El Juez comenzó a escribir,
delante de aquel penado.
Yo, certifico hoy,
que como este hombre ha pecado,
reciba la muerte eterna.
Y que sea ya juzgado.
*
Acababa de escribir el Juez la gran sentencia
¡Algo grande sucedió!
El papel voló, y voló hasta que el acta
llego a una gran cruz de madera.
*
Allí clavaban a un hombre,
Inocente, sin culpa alguna,
Y al darle el último golpe,
de una forma inesperada
el acta quedo clavada.
*
El sentenciado grito:
¡Por el muero en esta cruz! Señor Juez,
perdonarle su pecado.
El Juez firme y seguro,
miro al reo con amor,
Y, le dijo “PERDONADO”
Todos éramos reos,
de Dios eterna separación,
su infinita misericordia
a través de su Hijo Amado
nos ofrece su perdón.
*
Gracias Dios por darme la vida,
por mi familia preciada, por tu iglesia,
por el aire que respiro, por el agua,
por la luz.
Oh, Dios, pero más te doy las gracias
por mi Salvador Jesús,
y por el acta anulada
clavada en aquella cruz.
Que a todos nos sentenciaba.