Carmen Váldes 6-15-2022
Salmos 114:1-2
- 1Cuando salió Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extranjero, 2Judá vino a ser su santuario, e Israel su señorío.
Analicemos bien los dos versos que nos hablan tan profundamente: Israel sale de Egipto; pero aún no era Israel, la casa era Jacob: hasta que se encuentra con el Ángel de Jehová, después de mucho batallar, con El Ángel por obtener la bendición, al final consigue la bendición tan deseada desde que estaba en el vientre de su madre, al luchar con el Ángel y vencerle; ya que el hombre llevaba una maldición por causa del pecado de la primera pareja: El Ángel de Jehová accede, y le pone su nombre, al confesar Jacob el Suyo, algo grandioso sucedió. De ahí en adelante, Todos somos de Israel; si salimos del Mundo, representado por Egipto: Egipto, Babilonia: representan el Mundo que no conoce a Jesús de Nazaret como Salvador. Somos El pueblo de Dios, El Pueblo de Israel, si reconocemos a Jesucristo, El vino a salvar, viniendo de la tribu de Judá; no vino a condenar, si le amamos, y entregamos nuestros corazones en sus manos; Él es Nuestro Padre, ya que así lo quiso. Y vino para vencer, no para perder, es Nuestro Dios, Él es el Dios de Israel ??.
Esta reflexión es maravillosa, que amor el de Jacob, hizo todo por tener su bendición. Cuando su nombre fue cambiado por Israel ahí los gentiles fuimos parte y somos el injerto con Israel. Ese lugar donde el peleo con el ángel ? fue llamado “Peniel”
Muchas bendiciones y Maranata