Carmen Valdés 01-09-2023
Romanos 8:26-27
26Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
¡Bendito Dios, cuán grande es tu nombre, que majestuosa tu Palabra, Padre mío! Si analizamos estos dos versos con gran detenimiento reconocemos a dos personas que luchan ambas por la salvación del hombre. Dios y El Espíritu Santo.
El Espíritu gime delante del Padre, llora, quiere guiarnos, nos enseña el Camino, es Nuestro Maestro. Dios que escudriña nuestros corazones, conoce a dónde el Espíritu quiere llevarnos. El llevo a Jesús al desierto para que fuera tentado, sabemos por la Palabra que Jesucristo era Dios y hombre. El Primer hombre pecó, más el Espíritu sabía que el Pan, que descendió del Cielo, no iba a obedecer al Enemigo ante esa primera tentación, el Espíritu estaba con Él y a la presencia del Espíritu: Satanás tiene que huir. Escucha bien si no sientes la presencia del Santo Espíritu. Órale al Señor Él tiene el Poder para dártelo. Te ungirá para siempre. Y sentirás que te cuida, te enseña, te redarguye, intercede por ti ante el Padre. No es una fuerza, no es un simple viento, es la Persona del Padre y del Hijo en uno, el que hizo el Universo, y lo dirige, el mismo Dios en tres manifestaciones distintas, para hacer la obra de SALVACIÓN. Glorias y Alabanzas, al PADRE, al HIJO, y al ESPÍRITU SANTO.
El Dios Nuestro. Dios de Israel ??.
Es tan bello cuando el Espíritu Santo nos habla, o nos previene de algo, yo siempre le digo a mi hija aprende a oír al Espíritu Santo y verás la diferencia en tu vida. Es algo maravilloso. Cuando el Señor se fue nos dijo que no nos dejaría huérfanos y así lo hizo dejo su Espíritu con nosotros Juan 14:18. Que maravilloso es nuestro Señor amado.
Toda Adonai Israel. Gracias Al Dios De Israel. Maranata
Aun así, a veces nos sentimos tan abrumados por un problema que ni siquiera sabemos qué pedirle a Dios. ¿Impide eso que él sepa lo que nos pasa? Encontramos la respuesta en Romanos 8:26: “El espíritu también acude con ayuda para nuestra debilidad; porque el problema de lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados”. Mediante su espíritu, Dios ha dejado registradas en la Biblia las oraciones de algunos siervos suyos que pasaron por situaciones parecidas a las nuestras. Cuando no sabemos qué decir, Jehová, el “Oidor de la oración”, acepta estas oraciones como si las hubiéramos hecho nosotros (Salmos 65:2).
Los cristianos somos privilegiados pues Cristo al ascender al cielo nos dejó el espíritu Santo para q nos guiará como una brújula en el medio del mar.