Caridad Yera 06-04-2023
Mateo 8:5-9
5Entrando Jesús en Capernaúm, vino a él un centurión, rogándole, 6y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Este centurión entendió muy claro el poder de Aquel a quién se había acercado, porque ese centurión, tenía a su cargo cien soldados; pero a su vez, los soldados recibía órdenes de él; entendió que el Hijo de Dios, el Creador de este mundo, hacía la voluntad del Padre Celestial.
En realidad Jesús oraba a Dios; tenía gran comunión con Su Padre Dios, y solo lo que Dios quería que hiciera, Jesús hacía. Cuando el centurión le dijo: Di la palabra, y mi siervo sanará Jesús dijo, ni aún en Israel he hallado tanta fe. Este hombre era un gentil, el Señor elogió la Fe del centurión. El siervo del centurión fue sanado al momento que el Señor dijo la palabra.
¿Tienes la fe verdadera en Jesús? Si es así, bienvenido hermano, o hermana, haz escogido el Camino al Cielo. Glorias al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo de Poder. Amén.
Que fe la de este hombre que reconoció que Jesus podía mandar y el mandato se hacía realidad. Este hombre se dio cuenta que Jesús no era cualquier personaje que en aquellos tiempos surgían por las calles llevando diferentes doctrinas, el sabia que este hombre con quien hablaba era Dios y así lo manifestó, diciendo: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo” el sabia que estaba delante de una majestad y así lo manifestó.
Toda Adonai Israel. Gracias Al Dios De Israel. Maranata