Las 12 Tribus de Israel
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Maria O. Dorsey-Gotquestions.com
11-05-2024
Nombres De Los Hijos de Jacob: Que llegaron a constituir las Doce Tribus de Israel: Rubén, Simeón, Levi (los levitas o tribu del sacerdocio) Judá de la cual proviene Jesús, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, la tribu de José es constituida por sus dos hijos, Manasés y Efraín haciéndola una sola tribu, y finalmente el pequeño Benjamín.
Reino del Norte: Israel
Reino del Sur: Judá
La 12 tribus de Israel fueron llamadas así, usando los nombres de los hijos de Jacob. En el caso de Efraín y Manasés, Jacob uso el nombre de sus dos nietos y lo substituyo por el de su Hijo José, que no se menciona el nombre de José entre las tribus. Efraín y Manases nacieron en Egipto de la esposa egipcia de José, llamada Asenat.
José llamó a su segundo hijo “Efraín” que significa: “Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción” (Génesis 41: 52).
Cuando Jacob bendijo a sus nietos Efraín y Manasés, asiéndolos parte de las 12 tribus de Israel, decidió bendecir primero al más joven, a “Efraín”, a pesar de los reclamos de José, que insistía que Jacob se estaba confundiendo, ya que era muy anciano y falta de vista, la costumbre o tradición era, que se le diera la primera bendición al primogénito, que en este caso sería a Manases, pero Jacob opto por no hacerlo y cruzo sus manos bendiciendo a Efraín primero, Jacob sabia que Efraín sería más grande que Manasés (Génesis 48:5-21).
Las tribus se agruparon en dos reinos: El reino de Judá y el reino de Israel.
La Tribu de Judá o Reino del Sur (Judá y Simeón) la cual ocupo mayor parte de su territorio.
La Tribu de Efraín, junto con la de sus hermano Manasés formaba la casa de José. Y reino del Norte.
La Tribu de Levi no participo en la distribución de las tierras cuando llegaron a la Tierra Prometida, ya que ellos eran la tribu sacerdotal, y se les permitió vivir de las ofrendas del Templo.
Las diez tribus perdidas de Israel Son: Rubén, Simeón, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, Efraín.
A lo largo del Antiguo Testamento, el nombre de Efraín suele referirse a las diez tribus que conforman el Reino del Norte de Israel, y no solamente a la única tribu que lleva el nombre del hijo de José (Ezequiel 37:16; y Oseas 5:3). El Reino del Norte, también llamado “Israel”, fue llevado cautivo por los asirios en el 722 a.C. (Jeremías 7). El Reino del Sur, también conocido como Judá, fue conquistado por los babilonios casi 140 años después (586 a.C.).
La historia de los primeros israelitas refleja nuestra naturaleza universalmente imperfecta y pecaminosa. Como dice el libro de Romanos, “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
Existen varios eventos específicos sobre la tribu de Efraín de los cuales podemos aprender. Si bien Dios dio a la tribu la capacidad de ser guerreros y valientes luchadores (1 Crónicas 12:30). Efraín no obedeció la orden de Dios de expulsar a los cananeos de la Tierra Prometida. (Éxodo 23:23-25; Jueces 1:29; Josué 16:10).
Durante la época de los jueces, los efraimitas se enojaron con Gedeón porque en un principio no les había pedido ayuda para luchar contra los madianitas (Jueces 8:1). Gedeón, sabiamente, mostró su gentileza y exaltó el compromiso y la voluntad de la tribu para servir al Señor, y de esta manera se calmó lo que pudo haberse convertido en un gran problema. (Jueces 8:2-3).
Sin embargo, la situación se complicó después, y una vez más está relacionada con el orgullo, los celos y el egocentrismo de Efraín. Cuando Jefté decidió luchar (y derrotar) a los amonitas sin la ayuda de los soberbios guerreros de Efraín, se produjo una guerra civil y murieron 42.000 guerreros de Efraín. Como Jesús dijo en Su Sermón del Monte, debemos buscar primero el reino de Dios (Mateo 6:33). No hay que buscar la gloria para uno mismo; todo el honor y la gloria siempre debe pertenecen a Dios, no al hombre.
Muchas veces, Dios decide usarnos de una manera que no es tan espectacular ni llamativa como quisiéramos. ¿Nos quejamos? ¿Deseamos la gloria? ¿Controlamos nuestro orgullo y nuestros celos y aceptamos la voluntad de Dios? Muchos de nosotros, al igual que los efraimitas, tenemos dificultades para aprender bien esas lecciones. Dios dice que debemos aceptar como Su voluntad todo lo que nos pasa, sin importar qué tan buenas o malas parezcan esas cosas (1 Tesalonicenses 5:16-18).
Otras lecciones de Efraín terminan de completar el cuadro de la amplia variedad de comportamientos humanos. Vemos que Efraín se aleja de Dios y hace cosas malas (Isaias 28: 1-3), pero también vemos que la tribu reconoce la necesidad de arrepentirse y obedecer al seguir las instrucciones del profeta Oded (2 Crónicas 28:12).
La lección más importante de la historia de Efraín es que Dios nos ama como el Padre Perfecto a pesar de nuestros errores. Es paciente y misericordioso, mucho más allá de lo que podemos entender. Escucha nuestro clamor de angustia, nos disciplina y guía, conoce el momento en que nos arrepentimos y desea que estemos en perfecta comunión con Él (Jeremías 30:22;31:18-20).