Jorge Bergoglio-Papa de la Iglesia Cátolica
“¿Qué pasaría si tratáramos la Biblia como lo hacemos con nuestros teléfonos móviles? Hay que familiarizarse con la Biblia, leerla a menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia contiene la palabra de Dios, que siempre es actual y eficaz”
Dijo Bergoglio en su alocución del 5 de Marzo del 2017, en la Plaza de San Pedro.
Jorge Mario Bergoglio, el futuro Sumo Pontífice, nació el 17 de diciembre de 1936 en una típica familia de clase media baja, en el barrio de Flores de la Ciudad Buenos Aires, en la Argentina.
Primogénito del matrimonio de los italianos Mario José Francisco Bergoglio y de Regina María Sivori, de niño aprendió a rezar gracias a la enseñanza de su abuela y de las monjas del Jardín de Infantes del Instituto Nuestra Señora de la Misericordia, lugar donde recibió su primera comunión.
Vivió con sus padres y hermanos en una modesta casa ubicada en Membrillar al 500 y realizó sus estudios primarios en la Escuela N°8 Coronel Pedro Cerviño; el secundario lo hizo en la E.N.E.T. N°27 “Hipólito Yrigoyen”, donde obtuvo el título de técnico químico. Cuentan las crónicas que allí Jorge Bergoglio desarrollo sus aficiones deportivas, incluyeron el fútbol y el básquetball.
A los 17 años decidió seguir la vocación sacerdotal. A los 22 ingresó en el seminario diocesano de Villa Devoto, que era dirigido en ese tiempo por los sacerdotes jesuitas. Luego de un tiempo decidió unirse a la Compañía de Jesús; fue enviado a Chile en 1960 para realizar el Noviciado. Al año siguiente volvió para continuar sus estudios en Humanidades. Estudió Filosofía y obtuvo la licenciatura en Teología en el Colegio Máximo de San Miguel. Además aprendió francés, italiano, alemán, inglés, latín y griego.
La formación que recibió en la Compañía de Jesús lo ayudó a desarrollar un marcado sentido del orden, la austeridad, la humildad y el compromiso con la comunidad y los pobres.
Fue ordenado sacerdote a los 32 años, el 13 de diciembre de 1969, luego de un intenso camino de formación espiritual y en paralelo a un constante desarrollo intelectual y académico. Su primera tarea designada fue como maestro de novicios en Córdoba.
Como docente, además enseñó Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe. En 1966 dictó esas materias en el Colegio del Salvador de Buenos Aires, adonde llevó al escritor Jorge Luis Borges para dictar un taller de escritura gauchesca.
A los 36 años, el 31 de julio de 1973 fue elegido provincial, cargo que ejerció durante seis años. En 1986 fue elegido para ejercer como Director Espiritual y Confesor de la Compañía de Jesús. En estos años conoció a Monseñor Antonio Quarracino, quien queda asombrado por la espiritualidad y profundidad durante el retiro que el joven Bergoglio le predicó.
El Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo titular de Auca y Auxiliar de Buenos Aires el 20 de mayo de 1992. Su ordenación episcopal fue presidida por Monseñor Quarracino el 27 de junio; ese mismo año fue nombrado Vicario Episcopal de Flores, el barrio que lo vio crecer. En 1993 fue nombrado Vicario General de la Arquidiócesis de la Ciudad y en 1997 el Papa lo nombró Arzobispo Coadjutor. El 28 de febrero de 1998 tras la muerte del cardenal Quarracino, asumió la conducción pastoral del Arzobispado.
Fue creado Cardenal por el Papa Juan Pablo II, en el Consistorio del 21 de febrero del 2001, con el título de San Roberto Belarmino.
Bergoglio tuvo una gran presencia en la Conferencia Episcopal Argentina, institución que ha presidido durante dos períodos consecutivos, de 2005 a 2011. Durante la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en 2003 fue designado Presidente de la Comisión Redactora del Documento Final realizado en la ciudad de Aparecida, Brasil. En esta función se destacó su capacidad de transmitir el pensamiento de la Iglesia Latinoamericana de manera clara y directa.
Tras la renuncia de Benedicto XVI, y durante el cónclave, el 13 de marzo de 2013 Jorge Bergoglio fue elegido Papa. Adoptó el nombre de Francisco honorando a Francisco de Assisi y desde su primera aparición emocionó a sus feligreses, a quienes pidió: “Recen por mí”.