El Cojo que se sentaba todos los días a la entrada del Templo en la puerta que le llamaban la Hermosa pedía limosna más Pedro le dio algo más importante, hizo un milagro de sanación con él y sus piernas fueron restauradas.
Hechos 3:6-8
6Más Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.