Poesía-Parábola del Hijo Prodigo

Caridad Yera- Junio 14-1988

Era de los hijos el menor, de un padre amante y sincero.

El hijo, atrevido y altanero, poniendo en alto sus sienes,

Vino y pidió a su padre, lo que le pertenecía de sus bienes.

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El Joven, se fue muy lejos, pensaba, para disfrutar la vida en orgias, placeres y festejos, hasta que lo hubo acabado todo. Si, no le quedo nada, nada de lo que poseía.

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Y sin tener que comer, tuvo que cuidar puercos, a lo que alguien lo mando, deseando llenar su vientre de lo que los cerdos comían. Más ni aun eso se le permitió.

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Y, pensando en aquel padre, y en la casa de la que salió

Con valor y sin vacilar, decidió volver allá, para pedirle perdón, y empezar a trabajar.

¡Gran sorpresa recibió! El padre lo estaba esperando, pues siempre estaba velando el camino por donde aquel, su hijo menor se había alejado. Al verle, corrió y lo abrazo llorando.

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Si como el joven de la parábola, sucio, hambriento, degradado y miserable te encuentras ¡Oh Pecador! No vayas a buscar refugio, en uno de esos asquerosos chiqueros, donde esta la gente impía, no cometas ese error.

Recuerda, que, vigilando el camino, por donde has de regresar esperando con amor, se encuentra tu Padre Eterno para darte su perdón.

*

El, lo primero que hará, será, votarte los sucios trapos,

quitándote así el harapo que el pecado te dejo.

Luego, con cuidado y gran cariño, sin reproches, como a un niño, te cubrirá con su sangre, vistiéndote así de limpio.

*

¡Que Maravilloso será! Como un gran galardón, te pondrá un hermoso anillo como sello de perdón. Después saciara tu hambre y tu sed, Jesús llenara todo en ti, tu vida entera de esperanza fe, amor y alegría verdadera. Te quedaras satisfecho de haber hecho tal decisión, y mirando hacia la meta alabaras al Señor, ¡Al tocar la Final Trompeta!

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