Pablo de Tarso persiguió a la iglesia y cuándo el Señor se le apareció sus ojos abrió.
Hechos 9:1-5,20-22
1Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,2Y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3Más yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 20En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 22Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.