Caridad Yera 09-17-2022
Mateo 22:41-46
41Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? 46Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
El Señor le puso un tapabocas a aquellos fariseos que creían que se lo sabían todo.
Ahora Jesús les pregunta a sus discípulos:
Mateo 16:13-14
13Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Entonces Jesús les hace una pregunta más íntima. ¿Quién creen ustedes que Yo Soy? El intrépido Pedro le contesta: Tú eres el Cristo el Hijo del Dios viviente.
Mateo 16:17
17Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
¿Por qué aclaró Jesús, hijo de Jonás? Para que entendieran que, si Pedro tenía un padre, Él también tenía un Padre, Dios.
¿Saben? Así es: Si el Espíritu Santo de Dios no te revela a Jesús como el Hijo de Dios, aún estas en tus pecados, la revelación tiene que tocarte de arriba, del cielo.
Cuando un predicador te enseña a Jesús, no es él el que hace la obra, es Dios mismo para tú aceptarlo en tu corazón.
Eso le sucedió a Pedro, como a mí y todos aquellos que lo hemos aceptado.
Gracias Padre estás llamando, el Espíritu Santo está tocando corazones a diario. No estamos huérfanos, como nos dijo Tu Hijo Jesucristo.
Amén, Amén, Amén
Bella reflexión, el Señor no necesitaba hacerles estas preguntas a sus discípulos, ya que el Señor sabe las respuestas antes de que ellos la dijeran, pero Él quería ellos lo expresaran en alta voz declarando que Él es el Cristo. Esto nos dice Romanos 10:9 “9 que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Amen. Hay que confesar con nuestras palabras para ser salvo.
Maranata
Si no hay palabras de confesión de pecado, arrepentimiento genuino de haber pecado, sabiendo que todos hemos pecado y agradecimiento porque Èl, pagó el precio, el castigo que merecíamos ofreciéndonos salvación Eterna. No hay redención. Y nos dice:
Abre tu boca que yo la Llenare, ¿de que? De amor y liberación por siempre.