¿Cuál Era El Aguijón Del Apóstol Pablo?

Las Escrituras no especifican cual era el aguijón del que el Apóstol Pablo siempre se estaba refiriendo con el Señor, pidiéndole tres veces que se lo retirara, pero el Señor solo le decía ¡Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad!Cuando hablamos de un aguijón es algo que penetra nuestra carne como una espada o cuando el jinete se pone sus espuelas para montar un caballo. Este aguijón fue permitido por Dios por un propósito especial, pudo ver sido una dolencia o enfermedad eso no lo sabemos, pero así como el Señor hizo con Job dejando que pasara por tanta calamidad haciéndolo más fuerte en obediencia y fe, supongo que el Señor estaba haciendo lo mismo con el Aposto Pablo. Acuérdense mis hermanos que estamos en esta tierra de vacaciones, es tan corto el tiempo de nuestra vida aquí, pero que extensa es la eternidad y por eso es que el Señor quiere hacernos fuertes y que siempre usemos nuestra armadura ya que las Escrituras nos dice “que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales” 

Efesios 6:12

12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Mis hermanos Pablo era un ciudadano romano nacido en Tarso de Cilicia y un fanático al judaísmo al cual llego a perseguir a los cristianos, era un hombre inteligente, intelectual y criado con una base y conocimientos religiosos muy agudos, instruido a los pies de Gamaliel esto en exclusivo era un privilegio ya que no todos podían ser discípulos del gran Gamaliel que era el gran maestro y miembro del Sanedrín en la época apostólica. (todos estas capacidades y triunfos pudo ver hecho al Apóstol Pablo un poco presuntuoso)

Hechos 22:3

3Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.

Después de convertido al Evangelio fue fundador de múltiples comunidades cristianas y evangelizador en los más importantes centros urbanos del imperio romano tales como Antioquia, Éfeso, Roma y Corinto. El Señor amaba a Pablo pues le permitió subir hasta el tercer cielo, ¿a cuantos  de sus discípulos el Señor le permitió este privilegio de visitar el tercer cielo? Mis hermanos a ninguno, ni siquiera al discípulo amado. El Señor sabia el ferviente amor que Pablo sentía por Él, pero a la misma vez sabia sus debilidades y aquí es donde viene el aguijón. El Señor quiere personas humildes no que se orgullezcan hasta de las cosas que hacen para el Evangelio ya que todo se debe hacer para la gloria de Dios.

Colosense 3:17

17Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

1 Corintios 10:31

31Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.

Salmos 138:6

6Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos.

Santiago 4:6

6Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Para mi entendimiento el aguijón del Apóstol Pablo fueron sus ojos, y no la ceguera que tuvo cuando el Señor se le presento cuando él iba en camino a Damasco ya que quedo establecido que fue curado de ese mal. El Apóstol Pablo estuvo encarcelado, torturado, apedreado y muchas más dolencias que él nos cuenta en 2 Corintios 11:16-33, como ven una de estas confrontaciones pudo afectar sus cuerpo al cual Dios permitió que fuera su aguijón.

Gálatas 4:15

15¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

Gálatas 6:11

11Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.

Hechos 9:3-9,12-19

3Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 12y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 19Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

Hechos 12:6

6Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.

Hechos 14:19

19Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 

2 Corintios 11:16-33

16Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito.17Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. 18Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; 19porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. 20Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. 21Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. 22¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. 24De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 29¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? 30Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 31El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. 32En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; 33y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.

2 Corintios 12:1-13

1Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe),4que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. 5De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 6Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí.7Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;8respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 9Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.11Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. 12Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. 13Porque ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? ¡Perdonadme este agravio!

Mis hermanos el Apóstol Pablo tenía mucho de que enorgullecerse y eso lo hacía presa fácil para el enemigo. Como ven en los versículos posteriores en 2 Corintios 11:16-33 que están subrayados siempre el habla de glorificarse y se da cuenta que no es correcto y que le trae consecuencias, pero batalla consigo mismo para mantenerse libre de esa carga que le obstruye su vida, ya que el Señor lo tiene bajo el aguijón hasta que esta conduta inadecuada pueda ser corregida.

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